De Mundaka a Teahupo’o: la huella de Aritz Aranburu en el surf mundial
Aritz Aranburu, leyenda del surf vasco y excompetidor del CT, repasa su trayectoria y reflexiona sobre la evolución del surf profesional desde sus inicios hasta hoy. La entrevista realizada por Sergio Yanes, cargada de anécdotas y reflexiones, revela tanto su evolución como deportista como su transformación personal fuera del circuito profesional.
Comienza destacando la influencia de la familia Pukas y de eventos internacionales que se organizaban en el pueblo, así como, claro está, de los hermanos Acero, Ibon Amatriain y la ola de Mundaka, que lo obsesionó.
Su primer viaje a Hawái con 15 años fue tan revelador como aterrador. Vivió el miedo físico y mental de enfrentarse a olas como Waimea o Pipeline, pero también la emoción de estar en el centro del universo del surf.
Una de las anécdotas más memorables fue en Sunset, durante una manga contra el temido Johnny Boy Gomes, surfista hawaiano de fuerte carácter. Tras un malentendido, Johnny intentó agredir a Aritz en plena manga. Aritz logró escapar del acoso... cogiendo dos olas que le dieron la victoria. Salió del agua por miedo a represalias, pero ganó la manga. Tuvo que esconderse el resto de la semana.
En 2007, QuickSilver le dio un wildcard para competir en el CT de Hossegor. Le tocó nada menos que Kelly Slater, su ídolo de infancia. Aritz lo vio como una oportunidad única: sin nada que perder, compitió sin miedo y a gran nivel, hasta que Kelly lo superó en el último momento con una ola mágica.
Posteriormente, surgió cierta polémica: Kelly lo acusó de “marcarlo” en la manga, algo que Aritz negó tajantemente. Pese al roce inicial, ambos aclararon la situación y han mantenido buena relación desde entonces.
En su primer año oficial en el CT (2008), Aritz sufrió una lesión intentando un aéreo durante una session libre. Fue un golpe devastador tras años de esfuerzo. Reflexiona con madurez sobre aquel momento: “A veces llegas tan centrado en tu objetivo que, cuando lo consigues, no sabes qué viene después”. En un entorno sin precedentes ni estructuras que lo apoyasen a dar el siguiente paso, sintió cierta orfandad competitiva.
También reconoce que, en aquel momento, la salud mental no era un tema tratado. La presión y el aislamiento eran reales. “A veces pensabas que tras lograrlo habría fuegos artificiales... pero al día siguiente tienes que ir a Snapper”.
También habla de su etapa después dedejar el CT, cuando abrazó con fuerza el freesurf y los viajes de exploración. Inspirado por surfistas como Kepa Acero, con quien compartió múltiples aventuras, se embarcó en misiones a lugares remotos como Namibia, India, Indonesia o Sierra Leona.
Algunas fueron épicas (como su mejor sesión en Namibia) y otras desastrosas (como Crossing Borders, donde acabó hospitalizado con malaria), pero todas han dejado huella. Destaca que lo importante no es solo la ola perfecta, sino el proceso de llegar a ella: “El camino hasta el pico es lo que más se recuerda”.
Recientemente ha sido entrenador del equipo olímpico español. Acompañó a Andy Criere, Nadia Erostarbe y Janire González Etxabarri en sus viajes de preparación a Teahupo’o (Tahití). Aunque ninguno había surfeado allí antes, lograron adaptarse bien a una de las olas más exigentes del mundo.
Junto a Almudena Fernández, Aritz fundó hace más de una década el proyecto Kind Surf, hoy con sede en Shelter Surf, en Zarautz. Usan el surf como herramienta de inclusión social para personas con diversidad funcional o en riesgo de exclusión.
Lo que empezó como jornadas puntuales se ha convertido en programas de continuidad donde, durante 5 o 6 meses, chicos y chicas surfean semanalmente. El impacto emocional, físico y familiar ha sido enorme. Aritz lo resume con humildad: “No soy médico, pero veo cómo mejora la gente cuando comparte olas con nosotros”.
Su rol como entrenador ha sido tanto técnico como emocional. Les transmitió confianza, pertenencia y orgullo por representar a su país: “No estáis aquí de paso, os lo habéis ganado”.
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