Gary ‘Kong’ Elkerton: El rey sin corona
En el mundo del surf profesional, pocos nombres tienen tanto peso como el de Gary ‘Kong’ Elkerton pese a no haber ganado nunca un título mundial.
Conocido por su estilo potente, su bravura en olas grandes y su carácter explosivo fuera del agua, Kong es, para muchos, el mejor surfista de la historia que nunca ganó un título mundial. Personalmente, es uno de mis preferidos.
Entró al Tour Profesional a mitad de la temporada de 1984, y enseguida destacó. Su presencia era inconfundible: un surf de fuerza bruta, giros amplios con el centro de gravedad bajo, dominador de olas grandes y también protagonista de las fiestas más salvajes fuera del agua.
“Me gustaba ese estilo de vida”, admite. “Disfrutaba del reconocimiento, de salir y que la gente te conociera. Pero cuando llegaba el momento de competir, me lo tomaba muy en serio. Había que cambiar el chip, ponérselo y salir a enfrentarse a los mejores.”
Esa dualidad —la del competidor serio y el fiestero ocasional— marcó su carrera. Con los años, se fue alejando del ruido y adoptando un enfoque más introspectivo, encerrado en su mundo para exprimir al máximo su espíritu competitivo.
Pero si hay algo que condicionó la trayectoria de Kong, fueron las decisiones polémicas y las interferencias que le arrebataron tres títulos mundiales, dejando una herida abierta en la historia del surf profesional.
En 1887, Gary llegó a la última prueba del Tour como líder del ranking, tras ganar dos eventos consecutivos en Hawái. Pero el campeonato se definió en las pequeñas olas de Manly Beach, en Sídney, donde una regla de prioridad le costó el título frente a su compatriota Damien Hardman.
“Solo necesitaba una puntuación de 3 y pico. Venía remando hacia atrás y apareció una derecha. Damien estaba más profundo y la tomó, aunque solo la recorrió por la espuma. Yo no podía cogerla sin que me pitaran interferencia. Si la hubiera cogido, habría ganado el campeonato. Lo peor es que cambiaron esa regla dos semanas después.”
En 1990, la penúltima prueba del año, el Pipeline Masters, Kong necesitaba un gran resultado para luchar por el título ante Tom Curren. Pero se topó con un escenario envenenado: una manga con tres surfistas hawaianos, que se aliaron para favorecer a Derek Ho en su intento de ganar la Triple Corona.
“En la primera ola de la semi, Michael Ho me agarró el invento cuando iba a coger una ola en Backdoor. Me caí, el codo se me abrió y recibí 27 puntos de sutura. Más tarde, cuando necesitaba una ola de 3.5, Michael se me tiró encima, me bloqueó y me gritó: ‘Estás fuera’. Yo necesitaba avanzar, pero él se sacrificó. Derek ganó la Triple Corona, y yo me quedé a nada del título mundial.”
En 1993, el título se definió en uno de los duelos más igualados del Tour, entre Kong y Derek Ho (hermano de Michael). En una manga clave, Kong necesitaba avanzar para mantenerse en la pelea, pero Derek, sin prioridad, permitió que Larry Rios tomara una ola que lo dejó fuera de la manga… y de la carrera por el título.
“Esa fue la que más dolió. Derek se colocó por dentro, yo por fuera. Necesitaba avanzar, pero él dejó pasar a Larry, que puntuó bien y me eliminó. Perdí otro título por una decisión táctica.”
A pesar de esas derrotas desgarradoras, Kong ganó numerosos eventos en todo tipo de condiciones —desde pequeñas olas en Florida, Japón o Francia, hasta bombas en Sunset o Pipeline— y fue el rival más temido de varias generaciones.
“Me costaba mucho controlar el peso, tenía que entrenar constantemente para estar competitivo. Llegaba a aumentar 7 kg para Hawái y perder hasta 14 kg para competir en olas pequeñas. Mis rivales —Potter, Carroll, Hardman— eran más livianos y se adaptaban mejor a esas condiciones.”
En 1996, Kong vivió su último gran momento competitivo al vencer a Kelly Slater en la semifinal de Grand Plage (Gand), logrando un 10 perfecto.
Ganó dos Triple Crowns, tres títulos ASP Masters y dejó una huella indeleble en la historia del surf. Sin embargo, su figura siempre quedará marcada por esas tres coronas que se le escaparon entre las manos.
“A veces en el deporte pasan estas cosas. Como en la F1, donde los compañeros bloquean a los rivales. Todo el mundo lo vio, mi familia estaba allí, y recuerdo esa caminata por la playa como una de las más duras de mi vida. Me costó años superarlo.”
Su legado es una mezcla de gloria, injusticia, pasión y resistencia. Y quizá por eso, su figura sigue siendo tan poderosa. Porque hay historias que trascienden los títulos… y la de Kong es una de ellas.
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