El WSL no quiere seguir midiendo las olas grandes
El World Surf League (WSL) anunció que dejará de ser el organismo oficial encargado de verificar los récords mundiales de olas grandes, responsabilidad que regresará a GUINNESS WORLD RECORDS, entidad que designará a un nuevo socio verificador a partir de ahora.
La decisión responde a la estrategia de la WSL de centrar sus esfuerzos en la organización de eventos en directo, especialmente el Nazaré Tow Surfing Challenge.
Con este cambio, la Liga busca reforzar la experiencia del público y la narrativa de sus competiciones, sin perder de vista el reconocimiento a los hitos que marcan la evolución de este deporte.
“Nos inspiran profundamente los surfistas que redefinen lo que es posible en condiciones tan increíbles”, señaló Graham Stapelberg, presidente de Tours and Competition de la WSL. “Haber formado parte de estos récords históricos ha sido un honor. Esta decisión nos permitirá concentrarnos en nuestras competiciones, al tiempo que seguimos celebrando los logros monumentales que suceden en el surf. Agradecemos a Guinness World Records su apoyo y confianza en esta transición”.
Vamos, que o era muy caro, o era muy complejo para poder gestionarlo desde el WSL, más si cabe, con el poco interés que existe actualmente en el mundo del surf por este tipo de records.
De cara al futuro, el grupo Big Wave Challenge colaborará directamente con GUINNESS WORLD RECORDS™ en la evaluación y certificación de los próximos récords de surf de olas grandes. A partir del 13 de septiembre de 2025, cualquier nuevo récord oficial será determinado bajo este esquema.
La verificación de récords de olas grandes nunca ha estado exenta de polémica. La dificultad de medir con precisión la altura de una ola a partir de imágenes de vídeo y fotografías ha provocado debates dentro y fuera del surf profesional.
Han sido muchas las ocasiones en las que la polémica ha acompañado a estos récords. En 2013, el récord de Garrett McNamara en Nazaré de los 100 pies, generaron controversia por la falta de consenso en los métodos de medición y el ángulo de las cámaras. El de 2017 de Rodrigo Koxa en Nazaré de 80 pies (24,38 m) fue reconocido oficialmente, pero algunos expertos cuestionaron la comparación con olas anteriores, argumentando diferencias en los parámetros usados. En 2020 el récord de Sebastián Steudtner de 26,21 m volvió a abrir el debate sobre si la tecnología utilizada —fotogrametría y modelos 3D— era suficiente para disipar las dudas sobre la escala real.
Estas discrepancias han evidenciado la necesidad de un organismo externo, neutral y especializado en la validación de récords, algo que ahora Guinness retomará, garantizando mayor transparencia y uniformidad en los procesos.
Con este paso, la WSL refuerza su apuesta por el espectáculo en vivo y la narración de historias, mientras Guinness mantiene su papel como garante de las gestas deportivas más espectaculares del planeta.
Pero a quién coño le interesa si es la ola más grande surfeada o no?
ResponderEliminarLos records son una chorrada máxima y solo llaman la atención de los neófitos.