Cunit da luz verde al proyecto de un Wavegarden en el municipio ante las reticencias de vecinos y la oposición ecologista

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Cuatro años después de su presentación, el Ayuntamiento de Cunit ha dado luz verde al proyecto Wavegarden Barcelona-Cunit, un complejo turístico privado con camping y piscina de olas artificiales que ocupará los terrenos de la histórica masía modernista de Cal Pla, en la Costa Dorada. 

 

Tras los intentos fallidos de Montgat y Sabadell, Cunit es por ahora la única opción de construcción de una ola artificial en Cataluña.

 

A finales de octubre, la iniciativa, con una inversión de 40 millones de euros, fue aprobada de forma provisional por el Ayuntamiento de Cunit por amplia mayoría de 14 votos a favor, 1 en contra (ERC Cunit) y 2 abstenciones y ahora la luz verde definitiva depende de la Generalitat. Prevé la creación de 150 puestos de trabajo directos y cerca de 400 indirectos.

 

El proyecto —que aspira a convertirse en el primer Wavegarden de Cataluña— prevé la construcción de una laguna de 2.500 metros cuadrados capaz de generar olas de hasta dos metros gracias a la tecnología Wavegarden Cove, así como un glamping (camping de lujo) de 246 unidades residenciales y diversas instalaciones de ocio y restauración. 



Sin embargo, la propuesta ha despertado una oposición vecinal y ambiental, centrada en el impacto ecológico, el consumo de agua y la afectación al patrimonio histórico y al entorno natural en un municipio que no supera los 15.000 habitantes. Varias entidades locales llevan años alertando de las consecuencias del proyecto, que se ubica a escasos 200 metros de una zona residencial y en un entorno que conserva aún restos agrícolas y forestales.

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Los críticos señalan que la construcción de una piscina de olas en plena emergencia climática es una contradicción, especialmente en un municipio que sufre tensiones hídricas durante los meses de verano. 

 

Desde SOS Natura Cunit rechazan la actuación porque creen que "destruirá un paisaje agroforestal protegido, compuesto por viñedos, olivos y muros de piedra", representará "un consumo de agua equivalente al de mil personas al año" y tendrá "un alto impacto energético y emisiones de CO₂, contrario a los objetivos climáticos de Cataluña".  

 

Asimismo, afirman que generará "lugares de trabajo estacionales y precarios, sin ningún beneficio real para el municipio", y recuerdan que el proyecto recibió "un 82% de oposición ciudadana durante una consulta pública organizada por el consejo municipal antes de su aprobación inicial". Pese a la trascendencia del proyecto, sólo hubo 90 aportaciones vecinales, la mayoría contrarias al proyecto (74 a 16).

 

Aunque los promotores aseguran que el complejo usará agua regenerada procedente del EDAR Cunit-Cubelles, con un ahorro estimado del 46% respecto al consumo estival, las organizaciones ecologistas consideran que la medida «no compensa el despilfarro» ni el impacto en el acuífero y el suelo. 


Además, la rehabilitación de la masía de Cal Pla, presentada como una acción de preservación patrimonial, podría derivar —según algunos colectivos— en una privatización de un bien de valor histórico, reconvertido en centro turístico y espacio comercial. 


«Cunit necesita recuperar su identidad rural y costera, no convertirse en un parque temático del surf», lamentan desde una de las plataformas vecinales contrarias al proyecto.


Desde el consistorio, el alcalde Jaume Casañas defiende la iniciativa como una oportunidad económica para el municipio: «Cunit no es una ciudad dormitorio; queremos atraer propuestas que generen empleo y actividad». Según los cálculos municipales, el Wavegarden generará 150 puestos de trabajo directos y 390 indirectos, y atraerá más de 100.000 visitantes anuales. 

 

Casañas insiste en que el proyecto «es de iniciativa privada» y que el Ayuntamiento «solo ha aprobado la tramitación conforme a los informes favorables» de la Generalitat. En 2023, el Plan Urbanístico ya había recibido una valoración positiva del Gobierno catalán, aunque condicionado a medidas ambientales y de compensación. 

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"Se trata de una oportunidad única para el municipio", ha declarado Casañas. "Este proyecto situará a Cunit en el mapa con una oferta turística singular en Cataluña, generadora de puestos de trabajo y respetuosa con el entorno. Apostamos por un modelo sostenible, integrador y que refuerza nuestro patrimonio y nuestra identidad local."


El Wavegarden Barcelona-Cunit nació en 2021 como un proyecto de “glamping” sostenible, con el objetivo de integrar el turismo y el deporte en el entorno natural. La empresa promotora prometió mantener la vegetación autóctona, recuperar zonas de cultivo abandonadas y promover el consumo de productos de kilómetro cero.


No obstante, con el paso del tiempo el discurso inicial de sostenibilidad ha sido cuestionado. Los colectivos ecologistas denuncian que la iniciativa responde más a una lógica especulativa y turística que a una planificación sostenible. La urbanización de 37 hectáreas para usos recreativos —en una zona rústica— se percibe como un paso más hacia la artificialización del litoral catalán. 

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A falta de la aprobación definitiva de la Generalitat, el futuro del proyecto sigue dividiendo al municipio. Mientras el Ayuntamiento lo presenta como un motor económico, las entidades locales temen que Cunit pierda su esencia costera y rural en favor de un modelo turístico intensivo y dependiente del agua.


Si se aprueba finalmente, el Wavegarden Barcelona-Cunit convertirá a la localidad en el primer enclave de surf artificial de Cataluña. 

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