African Surfari: dos amigos, dos meses y una costa indomable
Dos amigos. Dos meses. Una costa infinita. African Surfari es mucho más que un simple viaje de surf: es un retrato crudo y auténtico de la aventura que vivieron Jordy Liackman y Cooper Puttergill, dos jóvenes surfistas australianos de 22 años que decidieron lanzarse a la carretera sudafricana con un billete de ida, unas cuantas cámaras y la obsesión de perseguir olas.
El resultado es un cortometraje de 21 minutos en YouTube que recoge la experiencia tal cual la vivieron: sin producción millonaria, sin artificios, solo surf, amistad y la realidad de un país tan bello como complejo.
El viaje los llevó por algunos de los rincones más icónicos de Sudáfrica: Jeffreys Bay, Durban, Elands Bay, Victoria Bay, Cape St. Francis, entre otros. En cada parada encontraron olas potentes, paisajes espectaculares y una naturaleza indómita que convirtió cada jornada en un reto físico y emocional.
Hubo momentos de pura magia: tubos interminables en J-Bay, safaris tierra adentro, carreteras interminables y encuentros con personas que marcaron su camino. Pero también surgieron situaciones duras, largas jornadas de espera, costas desiertas y la confrontación con realidades sociales que van mucho más allá del surf.
Durante su paso por Durban, Jordy y Cooper se unieron a Surfers Not Street Children, una organización que utiliza el surf como herramienta para ofrecer a jóvenes en situación de calle una alternativa, un propósito y una esperanza. Esa experiencia, cuentan, les golpeó con la misma fuerza que las olas más pesadas del viaje.
“Reservamos billetes de ida para buscar olas. J-Bay era el sueño. Lo que nos llevamos de vuelta fue algo mucho más grande”, escribieron sobre la película.
No es solo un surf trip grabado desde dentro: es también una reflexión sobre cómo las olas que hacen viajar a surfistas de todo el mundo pueden convertirse en motor de cambio para quienes apenas tienen oportunidades.
“Nos recordó lo poderoso que puede ser el océano cuando se comparte”, admiten.
Con un estilo honesto y directo, Jordy Liackman y Cooper Puttergill muestran que el surf no siempre es glamour, grandes producciones o destinos paradisíacos. A veces es simplemente lanzarse a lo desconocido, vivir la aventura y dejar que las olas —y las personas que encuentras en el camino— transformen tu visión del mundo.
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