Las tres semanas de Tristan Guilbaud en Sumatra
En septiembre Tristan Guilbaud puso rumbo a Indonesia, a uno de esos lugares que muchos surfistas dibujan antes incluso de saber remar bien. Lagundri Bay, en la isla de Nias, al noroeste de Sumatra, era una cuenta pendiente. Una derecha perfecta, de las que parecen irreales cuando las ves por primera vez, y que justifican por sí solas el viaje hasta este rincón del planeta.
"No hubo un swell gigantesco, pero tampoco hizo falta. Lagundri funciona con una consistencia y una calidad que la sitúan, con total justicia, entre las grandes joyas del surf indonesio. Verla romper limpia, ordenada, con secciones largas y previsibles, confirma por qué lleva décadas en el imaginario colectivo del surf.
Tras diez días en Nias, el viaje continuó hacia la costa oeste de Sumatra, con Krui como siguiente base. Un cambio de escenario total. Si Lagundri es precisión y lectura clara, Krui es potencial en estado puro… y decisiones constantes. Beach breaks con tubos, point breaks de izquierdas interminables, slabs de reef cuando las condiciones se alinean. Todo está ahí, pero no siempre es fácil elegir bien.
El gran reto en Krui es el viento. Las montañas cercanas generan cambios constantes que pueden arruinar una sesión o convertirla en un regalo inesperado. Leer el parte, moverse rápido y aceptar que no siempre se acierta forma parte del juego".
El balance final: tres semanas intensas y muy disfrutadas, descubriendo olas increíbles, compartiendo tiempo con la gente local y confirmando que Sumatra sigue siendo uno de esos destinos donde el surf va mucho más allá de las condiciones.

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