Flying Longboarder se despide del mundo consiguiendo ser un referente de la cultura surfera de todo el Cantábrico. Ha organizado durante su corta existencia festivales, exposiciones y algún otro evento pero no ha conseguido escapar de la crueldad de la economía a la que no son ajenas las tiendas de surf.

Este gran vídeo nos muestra como se tiene que hacer una tabla de surf.
El shaper, Guy Okazaki, ha estado confeccionando tablas artesanalmente desde hace décadas en Venice, Califonia así que la precisión y el cuidado que muestra con sus creaciones en este vídeo no es casual.

Si sois amantes del shaping no dejeis de visitar Foamez, una web donde podéis encontrar gran información.

De la mano de Channel Islands surfboards nos llega la tabla camaleónica, una tabla que cambia de color según la temperatura a la que se la exponga. La resina de la tabla contiene un pigmento sensible al calor. Cuando la tabla se calienta la resina pasa a tener un color más claro y cuando está en el agua, esta hace de refrigerador y cambia a un color más oscuro.

Paso 1: Sacas del congelador tu tabla. Si, tienes que tener un congelador tan grande como el que tiene Kelly Slater para hacer esta tontería.

Paso 2: Colocas tu mano sobre la tabla. De esa forma y por efecto del calor solar la tabla se volverá blanca.

Paso 3: Quitas el brazo de la tabla para que se vea la silueta de color negro. Tachaaannn!

Kelly y su tabla segundos después de haberla sacado de su congelador.

"Ful era un perro y Cas, una chica muy guapa que se llama Casilda".

"El surf era la única disculpa que tenía para vivir en Santander. Aquí nadie las hacía y creí que era una buena oportunidad. Al principio, hace veinte años, no resultaba muy creíble que se pudiera vivir del surf ".


Teneís toda la entrevista al creador de Full & Cas en El Diario Montañes-

Hace unos meses, Marc Newson, afamado diseñador neoyorquino, hizo de shaper y diseñó una tabla de surf para Garrett McNamara.
La tabla era hueca en el interior y estaba fabricada de níquel, de ahí su color plateado.

McNamara ni corto ni perezoso se metió con ella en Teahupo’o y se metió un tarrazo impresionante. En la caída perdió la tabla y no la consiguió recuperar, la dio por perdida.

Al día siguiente, camino del aeropuerto, vio a un chico con la misma tabla en el brazo, no hay muchas tablas de níquel en Tahiti, y tras una pequeña negociación, consiguió recuperarla.

McNamara se la devolvió a Marc Newson que la ha incluido en su próxima exposición.

Efímera la vida activa de esta tabla. Solo un día en el agua y el resto de su vida siendo observada. ¡Pero qué día!