Si sumamos los años de Tom Carroll y Ross Clarke-Jones casi nos dan un siglo, la mayoría de ellos sobre el agua. Con esos números parece mentira que se dediquen a buscar las olas más grandes y peligrosas en vez de jugar con sus nietos o dar paseos en busca de alguna obra en la que pararse.

Porque el rock nunca pudo existir sin Beethoven, Verdi, o Mozard, porque de vez en cuando disfrutar de lo clásico no es ser carca, y porque es un deleite para los ojos. Cada uno con su estilo peculiar. Un placer.

En total, atesoran 87 años en el campeonato del mundo, 130 victorias, 1.163 pruebas y 3.3 millones de dólares en premios.

Y si alguien creía que iba a ser una especie de partido de exibición se equivocó. Si no que se lo pregunten a Curren y a Sunny, que casi se dan por una saltada.