Con tan solo una ligera brisa terral que ordenaba aún más las preciosas series que llegaban a Lagundri Bay, el baño se presentaba facil y delicioso.

Byron McLoughlin, un joven realizador de tan solo 17 años, grabó desde el agua la gigantesca sesión de la semana pasada en Deadmans.

Dylan Longbottom y Kipp Caddy se pasaron el día conduciendo a lo largo de la costa este de Australia en busca de una izquierda muy especial que raramente rompe, pero cuando lo hace...

En el tercer capítulo de la serie sobre su viaje a Escocia, Mason Ho nos muestra el primer baño que se pegó desde una muy personal perspectiva.

En una costa lejana a la que llega la peor parte de tormentas invernales del Ártico, el surfista Torren Martyn y el cineasta Ishka Folkwell encuentran fascinantes olas en los fríos y oscuros días de invierno.

Esta película retrata cuán sombrío puede ser febrero en el Atlántico Norte, pero si todos los elementos se alinean, entre vientos huracanados, ventiscas y nieve, la magia a veces sucede.

Landscapes In Motion nos ofrece unas cuantas imágenes de un baño no hace mucho en algún punto de Cantábria.

Entre la pandemia, y un par de lesiones, Mikey Wright ha tenido tiempo de organizar el disco duro de su ordenador y sacar algunas imágenes inéditas de algunos baños potentes cerca de casa, además de un viajecito que se hizo a México.

La legendaria ola sudafricana volvió a romper con sus larguísimas derechas.

Algunos baños de Griffin Colapinto y familia antes de volar a Australia para participar en la prueba del CT.

Marzo da comienzo realmente a la temporada de olas en las Mentawais. Marejadas no demasiado grandes, olas ordenadas, y ausencia de viento fue la tónica general en Macaronis.

Emulando en el título a la mítica película de Chevy Chase, Steve Martin y Martin Short, y ambientado también en México, Kale Cadam encabeza este vídeo lleno de buenas olas.

El realizador Tim Bonython nos muestra desde todos los ángulos otra visión de lo que sucedió en la australiana ola de Deadmans el pasado lunes.

En las Mentawais, en la isla de Siberut, rompía ayer una izquierda solitaria y con buena forma, de la que unos cuantos aficionados pudieron disfrutar.

Yago Dora, uno de los jóvenes talentos de la interminable cantera del surfing progresivo brasileño, lleva unos cuantos meses lesionado.

Mientras se recupera para volver a disputar pruebas en el CT, el brasileño ha lanzado este vídeo en el que se le ve entrenando antes de la lesión.

Esta fue la primera vez que Russel Bierke volvió a Cape Solander después de ganar el Red Bull Cape Fear 2016, cuando contaba con tan solo 18 años.

Pese a la cantidad de gente que había en el agua, Bierke se lanzó a remo y sin ayuda de motos de agua para pillar unas cuantas bombas de las que rompen pegadas frente a lsa rocas.

Anntes de poner rumbo a Australia para disputar el Rip Curl Pro Bells, Italo Ferreira pasó unos días disfrutando de las bondades de Fernando de Noronha, la mejor ola del país en palabras del brasileño.

Los fondos de arena estaban ayer perfectos en Superbank, la marea la precisa, y los tubos por todas partes, en Rainbow Bay, Snapper Rocks, Greenmount...

Luca Padua surfeó Mavericks por primera vez a la edad de 13 años. Ahora, ocho años después, este surfista local de Half Moon Bay se ha convertido en uno de los mejores surfistas de esta ola, que además se atreve con su izquierda.

En el tercer episodio de LAY DAY, el protagonista Adrian Lopez, aka adrokultura habla sobre su relación con el mundo del shaping y como trabaja artesanalmente sus tablas.

Un 17 de agosto del año 2000, hace casi 22 años, Laird Hamilton consiguió surfear en Teahupoo una de las olas más grandes hasta la fecha. La llamaron "La ola del milenio".

 

Días antes, Hamilton y algunos surfistas más habían estado surfeando olas de tres y cuatro metros, algo ya de por sí meritorio. Justo cuando él y su equipo estaban listos para marcharse de Tahiti vieron que llegaba otro swell. Sabían que iba a ser grande, pero no imaginaban hasta qué punto. Al día siguiente salieron hacia Teahupoo preparados con dos lanchas para filmar, y dos motos de agua para hacer tow in.

 

Estaba glassy pero algo revirado del oeste, y eso hacía que cada ola fuera un tubo escupiendo un sifonazo al final. Después de rezar un poco, él y su compañero de equipo, Nelson Kubach, vieron una ola que doblaba el tamaño de la más grande de la serie, algo gigantesco. Laird se lanzó a por ese monstruo de 10 metros que formó un tubo perfecto. Rápidamente, se metió dentro desapareciendo entre la espuma para salir victorioso después del sifonazo cuando nadie daba un duro por ello.

 

El mítico fotógrafo Tim McKenna estuvo allí para inmortalizar el momento:

"Darrick y Laird toman el sol durante más de 20 minutos. De repente, se levantan de un salto. Una línea de oleaje acababa de pasar bajo ellos y su amplitud no era del todo normal. Darrick Doerner arranca la moto acuática y coge la ola. 

Son las 11.38 y vemos un muro de agua que se cierne mar adentro. Tiene el doble de tamaño y grosor que la serie habitual. Es en directo y no hay efectos especiales. Una vez más, fiel a su reputación de imán de olas, Laird suelta la cuerda y se lanza a lo largo del muro de agua. La cara de 6 metros forma un tubo enorme y perfecto. Laird mantuvo la calma, se posicionó y esperó a ser cubierto por una caverna. Su línea y su posición de supervivencia son perfectas. La pierna totalmente extendida con todo el peso en la parte trasera de la tabla para evitar ser succionado por la cara como Jason. 

 

La bestia parece más el final del propio océano que una ola. Pero ese océano se enrolla, envolviendo mientras se lanza sobre el arrecife, regalando a Laird la mayor ola jamás domada por un hombre y una simple tabla de surf. La espuma desapareció del horizonte y las pocas embarcaciones y motos acuáticas presentes hicieron lo que pudieron para evitar ser engullidas por el monstruo. Emile, nuestro fiel conductor de lancha, se las ingenió para zigzaguear por el canal y evitar el muro de agua. El motor está a todo gas, la ráfaga del tubo en nuestras caras y la fina lluvia de la explosión de espuma cubriendo todas nuestras pertenencias. 

 

Estoy tumbado encima de las cajas del equipo que corren peligro de caer al agua, agarrado a Gilles Hucault, que sigue filmando. A unos metros de nosotros, Laird reaparece como impulsado por la nube de espuma. Laird busca instintivamente la moto de agua cuando ve la segunda ola de la serie, que parece cerrar todo el canal. Ordena a todo el mundo que salga de la zona y se prepara para sumergirse bajo la ola. Acaba de sobrevivir al mayor tubo jamás surfeada". 

Si, 16 años después, hemos visto olas más grandes en Teahupoo, solo hay que acordarse del código rojo de 2011, pero en aquel entonces cambió totalmente la forma de ver el surfing de olas grandes, modificando la percepción de lo posible y de lo imposible.