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El ojo de surfista

- agosto 03, 2022 - Comenta
ojo surfista
Aunque la enfermedad más conocida relacionada con la práctica del surf es el "oido de surfista" existe otra que puede ser tan grave como esta si no se detecta y trata a tiempo. Se trata del ojo de surfista.

La exposición continuada al sol y al agua de mar provoca una irritación en la superficie ocular, la cual se manifiesta como fotofobia, enrojecimiento ocular, picor o lagrimeo. En general, con el uso de lágrimas artificiales y de una buena prevención, mediante gafas de sol, los síntomas de irritación suelen ser menores o no aparecer. Pero aquellas personas que se exponen durante muchas horas al agua salada y el sol sin la protección adecuada, como por ejemplo agricultores, marineros, surfistas, etc. le pueden aparecer complicaciones a lo largo de los años, como enfermedades. Aquí es donde trataré la enfermedad denominada pterigion.

Las consecuencias de esta enfermedad pueden ser un abultamiento en el ojo, ardor en el ojo, sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo, y lagrimeo. En los casos más graves el pterigion puede afectar a la visión, porque invade la córnea con el potencial de oscurecer el centro óptico, e inducir astigmatismo y cicatrización corneal. En último lugar, puede producir visión borrosa.

Cuando la lesión causa malestar persistente o interfiere con la visión, se solucionar mediante una operación quirúrgica que suele durar entre 20 y 45 minutos. Luego se deberá llevar una venda pegada al ojo durante uno o dos días.

De todas formas, la mejor forma de evitarlo es con la prevención. Usar gafas de sol que bloqueen el 99 o 100% de los rayos ultravioleta A (UVA) y ultravioleta B (UVB), incluso en días nublados, es la mejor forma de prevenir. Usar gorro y lágrimas artificiales para mantener los ojos húmedos, son otras formas de prevenir la aparición del ojo de surfista.

Laura Cardenas, una estudiante en su último curso de medicina, está buscando casos de esta enfermedad en España, algo al parecer no muy habitual o diagnosticado. Si habéis tenido esta enfermedad podéis comentarlo o escribirme a mi directamente y se lo renvío a ella.

Surf y ambición: la bella y la bestia

- julio 20, 2022 - Comenta
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Iñigo Urdinaga, autor del libro "Surflaria eta Paradisua", firma un crítico artículo en Jot Down Magazine titulado "Surf y ambición: la bella y la bestia", una reflexión sobre el camino que ha tomado el surf a lo largo de los años, sobre todo en estos últimos.

Surf y ambición: la bella y la bestia

Por Iñigo Urdinaga

Hemingway amaba profundamente la mar (así, en femenino), pero las olas las disfrutaba como los toros, ya saben, desde la barrera. Y así, mientras el americano acompañaba a un equipo de Hollywood en busca de localizaciones para el rodaje de The Sun Also Rises (Fiesta), alguien sacó una tabla, se tiró al agua y se incorporó sobre las olas de Biarritz. Aquella mañana de 1956 fue la primera en la que un ser humano se deslizaba de pie sobre el Cantábrico. No han pasado tantas mareas desde entonces, pero los cambios han sido vertiginosos para un pasatiempo que nació en alguna remota isla polinesia y llegó hasta nuestra costa desde California. En el siglo XXI, el surf parece haber sido asimilado por la cultura del dinero; otra máquina más de crear postales pop.

Antes de seguir recordemos que, en esencia, el surf es simple y llanamente un gran placer. Los indígenas hawaianos lo disfrutaron durante más de cuatro siglos antes de que llegara el capitán Cook en 1778. «Aquellos salvajes de ambos sexos parecían vivir el más supremo placer mientras la mar los conducía rápida y suavemente», escribió su teniente en el cuaderno de bitácora. El mismísimo Jack London probó el surf en Hawái con cierto éxito y lo definió como «un deporte real para los reyes naturales de la tierra». Y es que la acción de surfear siempre transmite frescura, júbilo, entendimiento con la naturaleza y, sobre todo, libertad, o sensación de libertad. Los norteamericanos lo vieron enseguida: tras apropiarse de Hawái y del surf, lo explotaron a través de Hollywood en innumerables películas, e incluso lo emplearon en la guerra fría como arma de seducción ideológica; desde películas surferas proyectadas en Moscú hasta campeonatos en países asiáticos.

Cuando llegó al Cantábrico, el surf venía de ser contracultura en la California de los sesenta; era cosa de pijos y hippies porretas que no querían hacer la mili, y menos en Vietnam. Mostraban desdén por el trabajo y poca ambición materialista, pero soñaron con la posibilidad de vivir —o sobrevivir— de su pasión. Y no serían ni los primeros ni los últimos. A finales de los sesenta, Patxi Oliden, un artesano de traineras y remos, abrió en Orio el primer taller de fabricación de tablas de surf de la Península para hacer sus Itxas Tresna (‘herramientas de mar’). La costa vasca vio nacer los primeros campeonatos, tiendas, escuelas y revistas de surf. Todo eso atrajo mucha atención mediática pero también derribó estereotipos: para hacer surf no hacía falta ser rubio, ni ser hijo de papá; las olas buenas son en invierno, los Beach Boys no surfeaban y las drogas no eran imprescindibles. Tampoco había que irse hasta Hawái para coger olas gigantes. Ibon Amatriain descubrió y estrenó olas en el golfo de Bizkaia que parecían imposibles de surfear; Eneko Acero fue el primer surfista profesional de España y Aritz Aranburu es, hasta el momento, el primer y único surfista estatal en acceder al top mundial. Y aún hay unos cuantos más.

Entre olas y surfistas surgen más marcas locales, más tiendas, más escuelas y campeonatos. Dice el escritor Eduardo Illarregui que el País Vasco, con su franja costera de apenas ciento setenta y seis kilómetros, atesora una de las mayores concentraciones por metro cuadrado de surfistas de élite, shapers (fabricantes artesanos de tablas), artistas y empresarios relacionados con la industria del surfing del planeta. En tan solo seis décadas, el surf ha calado hondo en una sociedad volcada a la mar desde antiguo. Los vascos ya convirtieron la pesca de la ballena en la primera industria en la historia de América del Norte en el siglo XVI. En los tiempos de Instagram se trata de seguir explotando la mar a través de otros medios. Eso sí, no basta con coger olas colosales o hacer maniobras increíbles. También hay que demostrar flow en internet. Los surfistas profesionales y wannabes —aquellos que pretenden serlo— trabajan su personal branding; las grandes marcas y los medios venden la postal y el postureo, y todo el mundo quiere su foto.

Durante la primera década del siglo XX, el número de personas que practicaban surf se multiplicó dos veces por dos: en 2002 se calculaba que eran unos cinco millones en todo el mundo, y en 2010 ya eran veinte millones. La masificación se ha convertido en el gran problema del surf: cuanta más gente surfea, menor es el placer. Mundaka sigue bombeando olas de clase mundial, pero cada año son menos las posibilidades de hacerse allí un buen tubo. Las olas surfeables adecuadas son ya un recurso natural limitado y todas las playas comienzan a estar saturadas de surfistas compitiendo entre sí. Hasta la mar tiene sus límites, pero no importa: las olas artificiales amenazan con convertirse en fábricas de surfers principiantes. William Finnegan, surfista y premio Pulitzer 2016 por Barbarian Days (Años salvajes), fantasea con la idea de que algún día el surf pudiera pasar de moda. «Y cuando llegue ese día, tal vez millones de novatos dejen de surfear y dejen las olas a los surfistas recalcitrantes».

Hay en el País Vasco tanto cluster de surf, tantos cursos de marketing del surf, tantas empresas especializadas en turismo surf… Algunos surfistas creen que colegas suyos están vendiendo el alma al diablo. El surf ha perdido soul, está muriendo de éxito y quizá sea necesario imponer algunos límites también a la ambición humana. Cuando todo parecía perdido, en plena desnaturalización y con la industria tratando de centrar la narrativa del surf en los campeonatos, aparece en escena un viajero de Getxo con sus tablas bajo el brazo y una cámara para grabar y contar sus aventuras. Kepa Acero es hoy uno de los exploradores de olas más renombrados del globo, al que medios norteamericanos presentan como «la versión moderna de Vasco de Gama». Con sus viajes y vídeos ha recordado a todo el mundo que no todo son maniobras espectaculares y campeonatos. La industria quiere ídolos y fans, circo y más ventas, pero la competición en el surf no deja de ser algo impostado. Matt Warshaw, autor de The History of Surfing y The Encyclopedia of Surfing, recuerda que solo el dos por ciento de los surfistas participa en campeonatos, que el noventa y mucho por ciento de las competiciones son silly entertainment, y que los mejores momentos del surf suceden casi siempre lejos de los campeonatos.

Nos disponemos a entrar en un nuevo tiempo. Si el surf era puro disfrute y divertimiento, ya nos encontramos en otra fase: llega la era del postsurf. Cori Schumacher, tres veces campeona del mundo de tabla larga, defiende la necesidad de deconstruir, redefinir y reconstruir este pasatiempo venido a más, y propone comenzar por «desplazar del centro al surfista masculino competitivo profesional». Hoy gozamos de mejores tablas y trajes, predicciones marítimas precisas, vuelos más o menos económicos, etcétera, pero, como dice la socióloga Kristin Lawler, los surfistas viven «con un profundo sentimiento de paraíso perdido». Parece que los mejores tiempos para surfear ya se fueron, y no van a volver.

Nos queda la mar. El frío y duro invierno de la costa cantábrica, con sus marejadas y vientos del sur. Y nos queda la ambición, que es también bella y bestia. Ojalá sea para recuperar el equilibrio.

Las 6 excusas más usadas al saltar una ola

- julio 09, 2022 - Comenta
saltadas
Las saltadas son parte del surfing. Si no has saltado una ola o no te la han saltado es que no has surfeado nunca. Aquí va un pequeño resumen en tono humorístico (y así hay que tomárselo) de las excusas más habituales que uno puede oír/usar en el pico.

No te he visto/oído. Es la más habitual y no admites culpa alguna. Ha sido una accidente inevitable. Ahí puede echar la culpa a la refracción del sol sobre el mar en ese preciso momento del día, a la curvatura del horizonte, a tu lesión de cuello, que te impide girarlo en ese sentido, a que llevas tapones para los oídos, o incluso a tu incipiente miopía, que no te ha dejado ver a nadie en esta ola, ni te dejará en sucesivas.

Hay que diferenciar dos versiones de esta excusa, la de haber mirado y no haber visto, y la más torera, en la que directamente no miras, ya sea por el ansia viva que se apodera de ti cada vez que entras al agua o porque si miras ya no puedes disculpar tu actuación.

Normalmente se suele acabar la conversación con un "la próxima para ti" que no suele consolar demasiado al saltado.

Pensabas que ibas a la izquierda/derecha. Sigue sin ser culpa tuya aunque, evidentemente, no tengas la preferencia. La culpa es de la falta de comunicación que impera en esta sociedad. Pese a que no eres un egocéntrico ni lo quieres ser, la gente sigue sin dirigirse a ti para decirte a qué lado de la ola van cada vez que reman una ola y así aclarar la situación, y eres demasiado tímido para preguntar.

Normalmente se suele acabar la conversación con un "la próxima para ti" que no suele consolar demasiado al saltado.

no llegabas
Foto: Noyle / Surfer Magazine

Creía que no llegabas. Muy usada. Con esta excusa admites abiertamente que sí que le habías visto pero que no confiabas en que sus aptitudes como surfista, una especie de "este paquete no pasa esta sección ni con la firewire de Slater".

Existe la subversión de esta, aunque no se trata de una saltada propiamente dicha, que consiste en remarle la ola lo suficientemente fuerte como para romper el labio y que no pueda pasar esa sección, lo que confirma así que tenías razón, que él era un paquete y tu tenías que haber ido.

Normalmente si acabas la conversación con un "la próxima para ti" tienes que salir corriendo del agua.

Es que llevo mucho tiempo esperando. Muy usada por locales faltos de nociones matemáticas. Si me he pillado una buena hace dos minutos pero en el pico hay cuatro que no conozco y dos son alemanes con la cara más blanca que el culo de una monja, es que me toca a mí.

No importa que haya remado cinco seguidas y no me haya llevado porque uso una tabla con mucho menos volumen del que necesito para parecer mejor surfista cuando salgo del agua.

Normalmente la conversación no suele durar demasiado, a no ser que saltador y saltado tengan el mismo "rango" en el pico, y entonces se pongan a discutir durante las dos horas del baño, amargando no solo a ellos el baño si no también a todos los demás.

droppingin
Foto: Surfer Magazine

Ola compartida vale por dos. Admites que le has visto, que sabías a dónde iba, que llegaba, y que no te tocaba, pero apelas a su generosidad. Esta solo la puedes usar con tus amigos o de lo contrario te arriesgas a recibir un buen sopapo.

El Francheska. Aportación de un amigo. Nombre que viene de una italiana con la que estuvo en Barcelona y que hacía todas las picias del mundo conduciendo. Antes de que nadie le pitara levantaba la mano como pidiendo disculpas y ... no pitaba nadie.

Desde entonces lo usa tanto conduciendo como en el agua. Ya sabes, si te saltan una ola y a lo lejos te levantan la mano, te están haciendo una Francheska.

Foto arriba: WSL

Momentos efímeros en baños mediocres

- julio 07, 2022 - Comenta
sope feo
Continuamos con la tónica general de las últimas semanas, que no es otra que olas malas y vientos de mar, baños mediocres que el que escribe se da por entrar al agua y disfrutar del mar.

Que haya estado feo no quiere decir que no haya habido momentos. Suelen ser efímeros, instantes que el mar da casi sin aviso. Para un poco el viento, la marea es la apropiada, y los chavalines ociosos están a otra cosa justo en ese momento. Veinte minutitos que se disfrutan antes de que el viento y los fondos te devuelvan otra vez a la realidad.

Para hoy tendremos olas pequeñas y viento del noroeste. Mejorará en viento para mañana, que no parece que vaya a soplar con tanta fuerza como días anteriores, pero el tamaño de las olas seguirá siendo muy justita, y no parece que vaya a mejorar hasta mediados de la semana que viene.

La orina y las picaduras de medusas. ¿Realidad o ficción?

- julio 02, 2022 - Comenta
picadura medusas orina
Hace unos años, cuando hubo una plaga de medusas en Sopelana y me picó una en la mano, me pregunté mientras esperaba en el pico si el remedio de aplicar orina en la picadura sería efectivo. ¿Hace algo la orina en las picaduras de medusa o es simplemente un mito, una simple excusa para un amago de lluvia dorada?

Buscando por Internet he encontrado algunas respuestas contradictorias. En algunos sitios se recomienda el uso de amoniaco reducido para aliviar el dolor en este tipo de picaduras, uno de los componentes de la orina. Por tanto, la aplicación de la orina podría beneficiar en algunos casos.

De todas formas le doy más fiabilidad a la web oficial del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino que desaconseja explícitamente aplicar amoniaco, vinagre u orina. Dependiendo de la especie de medusa estos remedios caseros podrían agravar la herida y provocar que duela más.

En definitiva, en caso de picadura de medusa lo mejor que podéis hacer es ir al puesto de socorro y guardar vuestro líquido elemento.




Tratamiento de lesiones

Los primeros cuidados tras la picadura urticante con medusas van dirigidos a inactivar los cnidocitos que hayan podido quedar adheridos a la zona afectada, la extracción de restos que puedan contenerlos, mitigar el dolor y procurar la desinfección de las lesiones. Estas actuaciones pueden resumirse en los siguientes consejos:

- NO RASQUES o frotes la zona afectada, ni siquiera con una toalla o arena.
- Lava la zona con suero o agua marina, NUNCA con agua dulce.
- Quita los restos o trozos con pinzas, o si lo haces con la mano, que esté protegida.
- Para aliviar el dolor aplica frío, durante unos 15 minutos, sin frotar. Si usas hielo evita el contacto directo con la piel. Una solución fácil es utilizar bolsas de plástico con trozos de hielo en su interior.
- No apliques amoniaco, vinagre u orines.
- Los niños, personas mayores o aquellas con alergias que resulten afectados, pueden necesitar una atención especial.
- En caso de observarse síntomas como náuseas, vómitos, mareos, calambres musculares, cefaleas o malestar generalizado, acude al hospital más próximo, e informa, si es posible, del tipo de medusa que produjo la picadura.
- Desinfecta la herida con alcohol yodado 2 ó 3 veces al día durante 48 a 72 horas.
- Hay que tener presente que, normalmente, queda una herida abierta y que ésta se puede infectar. Por tanto, es necesario proteger la herida con pomadas antihistamínicas hasta que la herida cicatrice.

Os dejo el capítulo de Friends, "El de la medusa", y unos cuantos ejemplos de lluvias doradas pseudocurativas.





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