El surfing es un deporte sencillo. Tan solo necesitas tu tabla, tu traje, y el mar. Parece entonces imposible que algo pueda fallar en el proceso que va desde tu casa hasta el agua. Error.
Después de haberme perdido un par de baños durante el pasado fin de semana, que, por otro lado, no fueron para nada excelentes, había ganas por volver a entrar al agua.
A río revuelto, ganancia de pescadores, que dice el refrán. Un acto multitudinario como la gabarra, que atrae a centenares de miles de personas, entre ellos surfistas, ofrece una buena oportunidad para surfear más que tranquilo.
El turno de mañana se llevó la mejor parte del pastel ayer. Salvo a última hora de la tarde, el viento no paró de soplar, dejando el mar más revuelto que el pelo de Boris Jonhson.