El rey del twin fin, el príncipe del estilo sobre una tabla de surf, recala en las inmediaciones de Bells Beach justo durante la llegada de un swell grande y perfecto.
Asher Pacey nos ofrece giros fluidos, tablas inusuales, y momentos brillantes en este vídeo de seis minutos que se te hace muy, muy corto.
Es tanta la calidad de las olas en Duranbah, en el Gold Coast australiano, que cualquier día de esta semana allí me parece mejor que casi cualquier día de los que he surfeado en todo el verano.
Y si no me creéis aquí van cinco días seguidos de surfing en una de las joyitas australianas, de lunes a viernes, empezando por abajo. Si no tenéis mucho tiempor que dedicar a verlos, os acosejo que empecéis por abajo. El lunes y el martes fueron los mejores días.
Criado en los arrecifes de San Diego por su padre, el campeón mundial de longboard Joel Tudor, Tosh ha derivado hacia el surfing de tubos como una evolución natural de su creciente conjunto de habilidades.
Durante los últimos cinco años, este entusiasta de los tubos ha pasado largas temporadas viviendo en el North Shore de Oahu, disfrutando de lo que Pipeline puede ofrecer, una tradición a la que su padre se apuntó durante más de tres décadas.
Mia McCarthy, de tan solo 21 años, y surfista local de Margaret River, viaja al Aura Resort, en el norte de Sumatra, donde encontrará todo lo que estaba buscando.
"Aura Resort en el norte de Sumatra era más que un simple destino; era una encarnación de la palabra "aura". Desde el momento en que aterricé, el lugar, su gente, su cultura y su océano exudaban una energía que me trajo una inmensa felicidad, un bienvenido respiro después de recuperarme de una lesión.
A pesar de un agotador viaje en tres aviones con tablas de surf a cuestas, la cálida bienvenida de los lugareños, las deliciosas comidas y las interminables olas hicieron que todo valiera la pena. Ya sea surfeando las perfectas olas en forma de A frente al resort o persiguiendo tubos en una isla vecina, el viaje fue un regreso triunfal al océano después de una larga pausa. La mezcla única de cultura de la isla, regida por la ley Sharia, añadió una capa extra de fascinación a esta inolvidable aventura. Fue un viaje que dejó una marca indeleble, un aura que permanecerá en mi memoria para siempre".
Mia McCarthy
El hawaiano comienza una nueva serie en la que recupera algunos de los momentos y olas que quedaron atrás después de un año en las carreteras.
Este primer capítulo comienza con el impresionante paisaje de Papoa y Cabo Carvoeiro, en Peniche,y las peripecias de Lauren Florence conduciendo un coche con cambio manual, un desafío divertido para quienes siempre han conducido coches automáticos,
También vemos a Florence surfeando solo con su amigo Kolohe Andino, en algún lugar de Peniche.
Nació hace 100 años y no hace surf, ni hizo, pero era un amante de su pueblo (Getxo) y del mar.
Como pequeño homenaje a este reconocido escritor vasco reproduzco un pequeño relato aparecido en la revista Galea en julio de 1984 en el que recordaba cómo eran las playas entonces. Curiosamente, el relato continua teniendo , en algunos aspectos, una inquietante actualidad.
Nuestras playas (1984)
Imaginaos lo mejor: pues así eran nuestras playas hace medio siglo. Eran como fragmentos de un mundo acabado de estrenar. Y, sobre todo , en las grandes bajamares -cuando se nos ofrecían a la vista territorios nunca vistos - se tenía la sensación de estar ultrajando un planeta reservado a especies más afortunadas. Eran incursiones hacia lo desconocido, con to dos los atributos de la gran aventura: virginidad..., ¿nos arrepentiríamos alguna vez de mancillar aquella pureza húmeda recién desnudada?; soledad..., ¿acaso la huida de los otros humanos que nos acompañaban obedecía a que una iniciación así era privilegio de un solo elegido?; silencio ..., ¿sería así el prometido fondo del mar?; misterio..., ¿qué secreto de vida ocultaban la ondulante vegetación de los remansos y las enigmáticas aguas de bajo las peñas?
Dudo que sensaciones semejantes experimenten sus infortunados visitantes de hoy.
Además, si nos referimos, por ejemplo, al año 37, recién "liberado " Getxo , nuestro encuentro con ese paraíso virginal se producía rescatados ó lo fugazmente, sólo mientras permaneciéramos en las prodigiosas peñas de la bajamar- de una torpe, rancia y eclesial represión de la carne: garantizaban nuestra entrada en el cielo guardas de playa, municipales y Guardia Civil, en benéfica acción conjunta contra la simple exhibición de un solo centímetro cuadrado de carne infantil de varón, siempre inclinada a los torpes placeres animales, como es bien sabido. Los niños de aquel tiempo, por si aún ignorábamos que nuestro esqueleto estaba forrado de varios kilos de carne puesta por el diablo, lo descubríamos al advertir la santa saña con que se nos perseguía. Nos contemplábamos por debajo de nuestra cerrada ropa, en parte orgullosos de poseer semejante tesoro insospechado, en parte avergonzados de cargar, desde tan jovencitos, con tan peligroso material. Nuestro bañador había de tener peto, tela por arriba para cubrir nuestros incitantes pechos de doce, diez y seis años, y aún menos, pues no se libraban ni los nenes gorditos. Si el pantalón carecía de faldita, ésta debía sustituirse por la toalla: no se nos permitía permanecer fuera del agua sin la toalla, y, al ir al baño, debíamos llevarla puesta hasta la mismísima orilla y desaparecer pronto en las olas. Estaba prohibido tumbarse en la arena —postura erótica justamente perseguida- sin albornoz, de modo que, quien careciera de él, se veía condenado a estar de pie o a sentarse con peto y toalla . La carne de los niños se cotizaba tanto como la de las niñas, cosa que, ya de mayores, nos llenó de vanidad e hizo que mirásemos a las chicas de igual a igual.
Nos defendíamos del enemigo organizándonos estratégicamente. Toda la playa era un solo hombre contra nuestros opresores. Adultos y adultas, niñas y niños, nativos y veraneantes, añas y el vendedor de patatas fritas montábamos un servicio de centinelas escalonados de punta a punta. Asombrosamente, y aunque cumplían órdenes directas de Dios, los guardas no eran ubicuos y habían de desplazarse con pies terrestres de un extremo al otro de la playa, circunstancia que aprovechábamos para pecar cuando ellos se alejaban de nuestra zona. Pero no duraba mucho nuestra dicha: no tardaba en oírse la alarma en cadena: "¡Que vienen!", " iYa están adentro!", "Han puesto cinco multas en Cobo !", y cada zona cambiante volvía a ser una reserva espiritual de Occidente. Tanto ingenio desarrollado hizo de nosotros una generación muy lista, como se puede advertir actualmente.
Un hombre joven, un providencial humorista, nos vengó. De pronto, una mañana de sol fulgurante, apareció en las ardientes arenas una figura tiesa to d a vestida de frac, chistera, botines y bastón con mango de nácar. Sólo llevaba al aire la cara, mu y seria. Y así se metió al agua, entre la carcajada general. A l salir, los guardias se lo llevaron. Se dijo que le impusieron una multa de 5 00 pesetas... ¡de entonces!
Las pescas eran apoteósicas en aquella dichosa edad. En las limpias bajamares, pescábamos pulpos, eskarras, sabayos, centollos, quisquillas y quisquillones, cabrachos, julias, sarrones... Las peñas eran como un gran vivero a nuestra disposición. Los mejores pescadores eran, claro, los aborígenes, a los que ni en invierno se tes quitaba el moreno de la piel. Todos los veraneantes perseguíamos a los aborígenes por las peñas: donde ellos estuviesen había pesca. Pero eran dioses superiores en su escenario natural y habíamos de contentarnos con sus sobras. Hoy , en 1984 , se ha perdido aquella raza -¿ dónde están los Uribe, los Montan o, los Sópela, los Jáuregui, los Aguiriano?, y , si están, aún, ¿qué ha sido de ellos ? -, ya no hay diferencia entre aborigen y advenedizo urbano. Y la ausencia de aborígenes selváticos significa, ay, que nuestras playas, nuestro Getxo, han perdido " lo natural", y para siempre, para siempre... Agur, agur.
El vídeo casero que ya mostramos en la web hace tiempo, mencionábamos ese viaje del que nadie conocía los detalles, pues los viajeros quisieron pasar desapercibidos.
Ahora, Gordon, galerista y amigo de Rick lo ha contado a Vaga.
También hay sitio para música medieval sobre el mar, cálculos de Nito Biescas sobre la luna y reflexiones sobre la pintura (y la poesía) del mar. Y varios pastiches de Nito sobre Griffin.
Todo lo podéis ver aquí: Fanzine Vaga número 3/
Efectivamente, después de la tormenta llegaron más tormentas. Pero entre ellas el viento paró, lo suficiente para engañar a algunos, entre ellos yo, y entrar al agua.
No sentó mal el baño, rápido, de apenas una hora, pero lo que se dice olas buenas no pillé. Ni yo ni los que estaban conmigo. Las series tardaban una eternidad y cuando llegaban, barrían la playa casi de puhta a punta. A veces, aguantaba alguna ola lo suficiente para remarla, ponerte de pie, e intentar algo antes de que se convirtiera en una espuma blanca salpicada de algas.
Sorprende estar a mediados de septiembre y tener el agua tan caliente, casi a 24ºC, sin necesitar abrigo alguno pese a los chaparrones que caían de vez en cuando.
Para hoy tendremos olas ligeramente más pequeñas que ayer, apenas sin viento salvo, claro está, en las horas centrales del día. Habrá que aprovechar, porque para el resto de la semana las olas serán un recurso de diversión escaso.
Desde la jovencísima Caitlin Simmers, haciendo su debut en la lucha por el título mundial, hasta el sorprendente regreso de Ethan Ewing después de su lesión de vértebras, pasando por las actuaciones de Caroline Marks y Filipe Toledo, primer brasileño en ganar dos títulos consecutivos. Todo resumido en los 5 mejores momentos.
El once veces campeón del mundo, Kelly Slater, ha anunciado que se ha
sometido a una operación de cadera justo antes de los Rip Curl WSL
Finals.
“En el sofá después de una cirugía de cadera viendo las finales de
la WSL”, publicó Slater el sábado 9 de septiembre, mientras felicitaba a
Filipe Toledo y Caroline Marks por sus victorias.
Según ha reconocido el norteamericano, esta operación llevaba rodándole por la cabeza desde el año pasado, cuando se volvió a lesionar en Bells.
"Probablemente me tenía que haber operado hace unos años pero ha sido bastante complicado desde la última lesión", ha declarado Slater. "El médico me dijo que lo había retrasado demasiado y que cuando entró a echar un vistazo parecía una zona de guerra. probablemente tengo suerte de haber llegado tan lejos, pero me hace sentir mejor saber por qué he sentido tanto dolor durante tanto tiempo".
“Hicieron una reconstrucción del labrum (la envoltura de fibrocartílago articular que protege la articulación de la cadera), eliminaron tejido cicatricial y los espolones óseos en la cabeza femoral, limaron la articulación de la
cavidad y eliminaron fragmentos óseos y objetos extraños flotando en la
articulación”, explicó. "Sin duda, una cirugía importante".
Ahora deberá pasar unos cuantos meses fuera del agua, aunque ya ha dicho que no serán unas vacaciones y piensa trabajar muy duro para recuperarse.
“Tres meses fuera del agua”, comentó a The Inertia. “Haré todo lo que pueda para volver antes del invierno. Descansaré primero, luego fisioterapia y cualquier cosa dietética que pueda hacer; mucho masaje de tejido profundo una vez que el labrum esté asentado y adherido. Obviamente, si hay algún protocolo desde PRP hasta células madre que pueda hacer, lo investigaré”.
¿Estará listo Slater para iniciar la temporada en Pipe? Esperemos que sí.
