Domingo complicado
Ayer fue un día complicado para acertar dónde surfear. Muy grande en algunos lugares, demasiado pequeño en otro. Y las mareas vivas apareciendo para complicar todavía más la cosa.
Quizá en baja las opciones eran mayores. En pleamar, a la tarde estuvo muy complicado: La marea echándose encima, el cambio de hora que hace que la noche aparezca antes...
No había nadie en Sope. La Salvaje funcionaba a ratos, sin un pico definido, y había que pagar por cada ola que se pillaba, porque llegaban algunas series muy serias.
Hoy el tamaño de las olas será muy parecido al de ayer, sobre los dos metros pasados y vientos del suroeste.
Atención al sábado, porque llega una super marejada que podría dejar olas de más de ocho metros.
Demasiado sur
Uno siempre quiere viento de tierra para surfear, pero lo de ayer fue demasiado.
Prácticamente, era el último día para surfear en las playas habituales antes de la llegada de una nueva marejada. Había que darle.
El viento era tan fuerte que hacía muy complicado llevar la tabla hasta la orilla. Había que pisarla mientras te ponías el invento, y cuidarla hasta llegar a la espuma.
En el mar, se levantaban estelas altísimas, señal de que iba a ser complicado bajar las olas. Si habías elegido epoxy la habías liado. Se necesitaba una tabla más pesada, que no se levantara en cuanto metieras la punta en la ola.
A ratos llegaba alguna serie pasada, pero en general estaba bastante asequible, con olas llegando continuamente. Solo a última hora de la tarde el viento amino un poco, quizá suficiente para hacerlo algo mejor que a primera hora.
Hoy tenemos menos viento, pero también más mar. Estará al límite, entre un baño gordo y que esté pasado.
Hay indicios de que el invierno está al caer
Olas rotas, viento del noroeste, frío y lluvia, fue lo que me encontré ayer en Sopelana.
El fin de semana no surfeé y quería resarcirme de haberme perdido alguna que otra gran sesión, pero lo que me encontré no me animó nada.
Lo que tuve claro mirando el mar con el abrigo puesto es que el invierno ha llegado. El traje es ya imprescindible cuando hace un par de semanas se veía a algunos surfeando en bañador. La temperatura del mar ha bajado de los 20 °C por primera vez desde el pasado 20 de junio, y la tendencia es que siga bajando hasta los niveles que debería.
Otra señal de que llega el invierno, además de que este sábado nos cambien la hora, es el tráfico de marejadas que se están produciendo. Acabamos de pasar una con olas de más de ocho metros y mañana nos llegará otra.
Todavía nos quedará un día de surfear en las playas más abiertas, con olas cercanas al metro, metro y medio, y vientos del suroeste casi durante todo el día. Será la última oportunidad antes de que el nuevo swell (realmente son dos) llegue para quedarse por lo menos diez días.
La calma antes de la tempestad
Sabiendo que nuestra costa se iba a convertir en Mordor, fuimos muchos los que intentamos un último baño.
Estaba pequeño, muy pequeño, pero ordenado. El mar era una balsa de aceite, pero sabíamos que en cualquier momento el viento cambiaría. Estaba anunciado.
Fue precisamente cuando bajábamos la cuesta camino al agua cuando se produjo el cambio. Pensábamos que no ibamos a durar ni media hora en el agua pero lo cierto es que con la llegada del viento del noroeste empezaron a llegar series algo más grandes.
No, no estoy hablando de un baño épico, ni mucho menos, pero sí mucho mejor de lo esperado.
Hoy ya tenemos una gran marejada que dejará olas de más de seis metros de altura, eso sí, acompañados de fortísimos vientos del oeste. Complicado el baño.
Mañana, con las olas rondando los cuatro metros y vientos del suroeste a la mañana, se producirá la primera sesión en las olas más resguardadas. Será una sesión potente incluso allí. Algo más pequeño estará el domingo, pero seguramente con mejor viento y olas más ordenadas.
Feliz fin de semana.
Y las olas llegaron en cuestión de minutos
Pocas veces asistimos a ver cómo pasamos de un mar plato, completame sin olas, a tener más de un metro en cuestión de muy pocas horas, y ayer fue uno de esos días.
Curiosamente, estaba anunciado por Windguru y otras aplicaciones de previsión de olas, pero era tan radical el cambio que pocos lo creimos. Pero fue así.
A la mañana, apenas no rompía apenas una ola pero fue dar las 12 del mediodía y comenzar a llegar series desordenadas, grandes pero con poco periodo.
De vez en cuando llegaba una serie decente, que abría, pero no era lo habitual, por lo menos a primera hora de la tarde.
Hoy, curiosamente, ha bajado la fuerza del mar, quedándose en algo menos de un metro. Será la última oportunidad de surfear antes de que nuestras costas se conviertan en Mordor, porque viene una buena. Pero de eso ya hablaremos mañana.
Sol, calor, y olas vespertinas
Amanecimos con un mar plato y nos acostamos con olas divertidas.
Ayer disfrutamos de otro día espectacular de playa, una jornada de sol y calor en pleno octubre, cuando deberíamos estar con el chubasquero o resguardados en casa.
La mañana no ofreció demasiado surfing. El mar estaba ordenado, pero apenas llegaban series surfeables. De vez en cuando llegaba alguna, señal de que algo estaba cambiando.
Después de comer el mar se animó mucho más. Las series llegaban cada vez más juntas y cada vez más grandes, hasta dejar a última hora un baño consistente.
Y todo esto sin tener que enfundarse un traje de surf, porque el agua sigue a 21ºC, dos o tres grados más de lo que debería.
El mar ha seguido subiendo a lo largo de la noche y tenemos olas cercanas a los tres cuartos de metro o incluso más, mucho más de lo previsto, y vientos del sur algo fuertes. El viento irá calmando según pase la jornada, y las olas no aumentarán de tamaño hasta mañana, cuando lleguen al metro y medio, y se mantengan así hasta el lunes.
Feliz fin de semana.