El pasado 16 de marzo se cumplió el noveno aniversario de la muerte en aguas de Mavericks de Sion Milosky. Milosky era un surfista relativamente desconocido en el panorama internacional. Era de esos tipos que le da igual en qué trabajar si con ello se podía pagar sus surfaris.

Había sido surfista profesional de tablón pero lo que le gustaba realmente eran las olas grandes, las más grandes, como buen hawaiano que era.

Todo fue un cúmulo de coincidencias hasta llegar a ese trágico final. Hacía unos 10 años se tomó un descanso para poder criar a sus dos hijas, pero el gusanillo de las olas grandes le hizo volver al agua.

Un mes antes de su muerte le nombraron el mejor surfista underground del North Shore después coger a remo algunas de las mayores olas de la temporada.

Usó parte de los 25.000 dólares del premio para viajar a Santa Cruz junto con su amigo Nathan Fletcher y poder así surfear Mavericks durante el mayor swell de la temporada.

Según cuentan los presentes, todo iba bien, las olas superaban los diez metros y ya había cogido varias olas. Casi al final de la sesión, Milosky cayó al intentar surfear la primera ola de la serie y desapareció con las siguientes. Primero apareció su tabla, y veinte minutos después encontraron su cuerpo ya sin vida.

Leo en un periódico australiano que por lo menos un surfista o un bañista es hospitalizado cada día en el Gold Coast University Hospital, el hospital de referencia en la costa de oro australiana.

Por primera vez se ha realizado un estudio directamente en un hospital para averiguar las causas principales de las lesiones en las playas australianas y la carga que supone a los contribuyentes.

El estudio realizado por la neurocirujano Elena How muestra cómo más de dos mil personas fueron atendidas en el servicio de urgencias en cinco años, es decir más de una persona al día.

Cerca del 15% de los pacientes (320 casos atendidos) fue atendido por cortes en la cara o cabeza, un 7% de esguinces, un 6% de cortes en las extremidades inferiores, y un 3% de fracturas.





En el caso de los bañistas (bodysurfers incluidos) la lesión más común se situa en el cuello, donde hubo 27 fracturas de columna de 157 pacientes atendidos. Pese a que un surfista tiene más posibilidades de sufrir un accidente, los bañistas tienen casi un 8 veces más probabilidades de sufrir una lesión en el cuello.


El estudio aclara que estos datos solo se refieren a este hospital en concreto, donde no se llevan a los lesionados más graves de médula. Un panorama aterrador, sin duda, que nos debería hacer reflexionar sobre la seguridad en el mar y cómo podríamos mejorarla.

No estaría de más realizar un estudio similar en los hospitales cercanos a nuestras costas para saber las causas y qué tipo de lesiones son más frecuentes para poder así prevenirlas.

“Todo se mueve en círculos y el océano nos muestra lo pequeños que realmente somos dos veces cada siglo. La tormenta saldrá de la Antártica, rasgando el Pacífico, y enviará una fuerte marejada 2.000 millas hacia el norte. Y cuando alcance Bells Beach habrá las olas más grandes que haya visto este planeta. Y yo estaré allí.”

Esta es una de las últimas secuencias de Le llaman Bodhi, cuando Johnny Utah (Keanu Reeves) después de perseguir a Bodhi(Patrick Swayze) por todo el planeta le detiene en Bells Beach pero le permite entrar al agua para surfear la mayor marejada de los últimos 50 años.


Lo curioso de esto es que en la realidad la secuencia no se filmó en un lugar tan exótico como esta playa australiana si no en Cannon Beach, Oregón, lugar dónde seis años antes se grabó "Los Goonies", una de las películas que más éxito tuvo en la década de los ochenta.

¿Pero entonces, esa enorme ola fue filmada en Oregón? Pues no. Esta es la mágia del cine, que se puede cortar y pegar a placer para generar la ilusión. En Oregón solo se filmó las escenas de la orilla, la escena en el que Bodhi es engullido por una enorme tuvo lugar en Waimea Bay.

Darrick Doerner, surfista de olas grandes, se tiró a propósito en una ola de casi siete metros en Waimea tan solo para que la película tuviera el final que merecía.

¿Curioso, no?

Este artista nacido en Seal Beach California, surfista, más conocido por sus trabajos de corte político, también ha pintado escenas en las que mezcla la América del siglo XVIII y XIX con surfistas.

Normalmente toma un cuadro conocido para contemporizarlo, añadiéndole aspectos nuevos que modifican la perspectiva y el mensaje.

La Rendición de Breda, Watson y el tiburón, Washington cruzando el Delaware, La balsa de la Medusa, y un largo etcetera de cuadros clásicos han sido objeto de inspiración para Birk, y los ha convertido a la temática del surf.

En una charla en la universidad de Duke, Birk explicaba como las estampas clásicas de olas rompiendo solitarias en una playa desierta no tenían nada que ver con cómo se vivía el surf en una ciudad como Los Angeles. Levantarse a las cinco de la mañana, entrar en una autopista abarrotada, para llegar a una playa fría y abarrotada. Entonces recordó a los pintores clásicos y cómo describían el mar en sus pinturas. "Voy a copiar estas pinturas y las voy a reconvertir en la temática del surf".

Esa idea la fue ampliando posteriormente para representar la cultura estadounidense contemporánea.

Más información: Sandow Birk

Un aspecto importante a la hora de poder pillar el máximo de olas durante un baño, sobre todo en olas con fondo de arena cuyos picos cambian frecuentemente, es la posición que ocupas en el mar.

Estar en el lugar adecuado en el momento preciso te puede asegurar un buen baño, pero no es facil. Las corrientes o las largas remontadas, pueden provocar que uno se pierda en el mar y no localice adecuadamente dónde está el pico. Para evitar esto no hay mejor solución que coger referencias en tierra. A esto se le llama triangulación.

La triangulación consiste básicamente en tomar referencias fijas desde el mar para saber donde estás en el mar. Para tomar una buena referencia es mejor hacerlo una vez que estás bien colocado en el pico, mirar a la costa y buscar puntos facilmente diferenciables.

Normalmente, siempre intento tomar dos puntos que estén en línea, uno lo más cercano a mi, y otro lo más lejano, haciendo una línea recta imaginaria, así un ligero movimiento a la derecha o la la izquierda es facilmente detectable. Para saber la distancia respecto a la orilla deberías hacer lo mismo con otras dos referencias en uno de tus lados. Eso sería lo ideal.

Pero hay veces que esto no es posible, y entonces hay que hacerlo con lo que tengas a la vista. Ahí viene lo que se llama el arte de la triangulación. Tendrás que memorizar la posición de cada una de las referencias respecto a ti, algo así como tener un mapa mental de la costa en tu cabeza.

Estas referencias tampoco son fijas para un baño, ya que deberás ir ajustándolas al subir y al bajar la marea.

Científicos de la Universidad de Newcastle, en Reino Unido, aseguran haber encontrado una posible explicación de por qué los dedos se arrugan cuando pasan tiempo en agua, tras constatar que así es más fácil manipular objetos húmedos que con los dedos secos.
De este modo, explican los expertos, estas arruga, causadas por una contracción de los vasos sanguíneos controlada por el sistema nervioso simpático, serían fruto de la evolución de nuestros ancestros mientras recolectaban alimentos de vegetación húmeda o en arroyos.

El experimento para determinar la razón del por qué se arrugan los dedos incluyó a una serie de voluntarios que tuvieron que recoger piedras de vidrio inmersas en un recipiente de agua con una mano y luego pasarlas a través de un orificio pequeño para ponerlas en la otra mano en un segundo contenedor.




El grupo de científicos encontró que no había ninguna ventaja a la hora de mover objetos secos con dedos arrugados, lo que sugiere que las arrugas tienen una función específica de mejorar el agarre de objetos bajo el agua o tienen que manejar superficies mojadas en general.

Por mucho tiempo se asumió que las arrugas eran simplemente el resultado de la larga exposición de los dedos al agua, pero recientes investigaciones muestran que son causadas por una contracción de los vasos sanguíneos al interactuar con el agua, lo que es una respuesta controlada por el sistema nervioso simpático.

Esto sugiere que las arrugas tienen una función específica de mejorar el agarre de objetos bajo el agua o cuando tienen que manejar superficies mojadas en general.

"Si el sistema nervioso está controlando activamente esta conducta en unas circunstancias y no otras, es obvio que existe una función específica que el sistema evolutivo ha seleccionado", dijo a la BBC el doctor Tom Smulders, del Centro para la Evolución y la Conducta de Newcastle.

Un estudio realizado por la Universidad de Berkeley y Surfrider Foundation ha demostrado lo que ya se intuía, que los surfistas son más propensos a ponerse enfermos cuando surfean después de llover.

Durante tres años, más de 600 surfistas de la zona de San Diego, California, fueron registrando mediante una app en su teléfono móvil, cuándo entraban al agua, cuándo salían, y cuándo se ponían enfermos. Los surfistas entraron al agua una media de dos veces a la semana con una duración de dos horas de baño, y en un 38% de las ocasiones reconocieron haber tragado agua durante la sesión de surfing.

La investigación demostró que surfear después de que haya llovido tiene un mayor riesgo de contraer enfermedades gastrointestinales. El riesgo de enfermar después de surfear es de alrededor de 2,5%. Este porcentaje aumenta a un 3,2% en condiciones de lluvia.

Esto es debido básicamente al aumento del número de bacterias potencialmente perjudiciales en el ecosistema marino cuando llueve.




Otro estudio de la Universidad de Oregón reveló que los surfistas tragan diez veces más agua que nadadores o buceadores, y por tanto tienen un riesgo mayor de contraer enfermedades gastrointestinales o infecciones de nariz u oído cuando se surfea en aguas contaminadas.

La pregunta es: ¿Los resultados de este estudio en California son extrapolables a nuestras costas?

Más información:
Surfers take to sometimes-tainted water in the name of science
The Surfer Health Study: A Three Year Study Examining Illness Rates Associated with Surfing During Wet Weather

Tom Curren, Tim Curran, Rob Machado, Taylor Knox, Taj Burrow, etc, en un Mundaka épico en el año ... No se el año, puede ser el 2001, pero no estoy muy seguro.

Esta semana de pocas olas, frío y resfriado he estado revisando un pequeño tesoro que me prestó un buen amigo, el autor de Surflexiones, un blog abandonado ahora pero que seguía apasionadamente.

Entre decenas de revistas antiguas y DVDs de surf encontré un libro de fotografía de olas, olas solitarias sin nadie sobre ellas, titulado Waves, de Steve Hawk. Pasando páginas me choqué con una imponente ola en Mavericks y a su lado un comentario acerca del poder de las olas.

El autor decía: "¿Cuanto poder tienen las olas? La respuesta a esta pregunta es muy teórica y frecuentemente sujeto de hipérboles ("Si pudieras capturar tan solo la energía de una ola," Bruce Brown comentaba sobre las olas en Waimea en la narración de su película The Endless Summer, "podrías mantener encendida toda una ciudad durante una semana".

La respuesta matemática la tenía unas líneas más abajo, una pequeña fórmula para calcular la energía de una ola. He de decir que las matemáticas no son mi fuerte aunque cuantos más años tengo menos me repelen, pero para la física soy un autentico negado.

La fórmula fue presentada por Willard Bascom, uno de los oceanógrafos más importantes de la historia y al que muchos surfistas debemos muchos de nuestros mejores baños ya que gran parte de su conocimiento se aplica actualmente a la previsión del oleaje en las costas.



La curiosidad pudo más que la pereza y la falta de seguridad en mis conocimientos así cogí un papel, un lápiz de Ikea y me puse a calcular la energía de una ola de un metro con un periodo de 10 segundos. L es el longitud de onda (Es la distancia entre dos crestas consecutivas), H es la altura, y w es el peso de un pie cúbico de agua, 64 libras, unos 29 kilos. Preferí pasar todos los datos a la unidad que el autor usa, es decir, pies y libras, y menuda la que lié.

Usando esta ecuación, una ola de un metro(3,2808399 pies) con un periodo de 10 segundos(unos 150 metros de distancia entre crestas o 512 pies) contienen cerca de 65.000 libras de pie por pie lineal, una medida de la que no había oído hablar en mi vida y la cuál me empezó a desesperar. Localice la equivalencia (1->1,488 kg/m) y lo multipliqué quedando 96.720 Kg/m.

Mi intención era saber cuantas olas de unos 50 metros de longitud necesitaba para generar la misma electricidad que había consumido en casa durante los últimos tres meses. Si, lo se, no es una actitud normal, es más bien algo que haría un friki, uno muy friki, no hay excusa.

Bueno, llegado a es punto no supe pasarlo a Kilowatios o algo parecido así que después de un buen rato desistí y me quedé con tres cosas: Que la energía que producen las olas son muchas, que soy un negado en física, y que me lo paso mejor sobre las olas que calculando la energía que llevan.

Si alguien sabe hacerlo mejor, ya sabe.

Por cierto, si alguien quiere saber algo más sobre Willard Bascom teneís AQUÍ un post donde traducen parte de un texto muy interesante escrito por el acerca de las playas y el efecto de las olas sobre ellas.

Por casualidad me he encontrado con esta joyita de vídeo de Jefris, de cuando rompía el siglo pasado, en la década de los 90.

A mediados de los 80 molaba llevar un protector de la punta en la tabla, el traje lo más llamativo posible, y Tom Curren y Tom Carroll se peleaban un año si, otro también, por ganar el título mundial.

Las películas de surf se veían solo en dos sitios, o en la tienda de surf, o si había suerte, te dejaban una cinta de vídeo que casara con la versión de tu reproductor (yo tenía el prometedor pero inútil sistema 2.000) y la podías ver en tu casa.

Una de esas cintas inolvidables fue Mad Wax, protagonizada por los dos surfistas de Quiksilver del momento, Ross Clarke Jones y Tom Carroll.

Jones es un joven surfista que se gana la vida limpiando ventanas, pero un buen día encuentra un libro que le enseña cómo hacer su propia parafa, y esta cuando la frota en su tabla de surf le transporta mágicamente a cualquier lugar que exista. Gary Elkerton, el villano de la película, tratará de robar el secreto a Ross. 

Podrás decir con ironía, "pedazo guion", pero lo cierto es que no tiene nada que envidiar a los actuales en el surf, y en aquella época, 1987, a la gente le parecía una pasada. ¡Ojalá tuviera la fórmula de la parafa mágica!

Protagonizada por Bryce Andrews, Tom Carroll, Gary Elkerton, Ross Clarke-Jones, Richard Cram, Marvin Foster, Aaron Napolean, Vetea David, Noah Budroe, Arsene Harehoe, Sandee Jonsen

Música: Gangajang

A finales de los años 60, en la plenitud de la época hippie, entre pantalones de campana, el haz el amor y no la guerra, el inconformismo, la liberación de la mujer y del sexo, y las drogas psicodélicas dos jóvenes surfistas australianos de gran éxito, Nat Young y Ted Spencer se unieron como tantos otros al movimiento Hare Krishna, una religión, si no secta, muy popular en aquellos días.

Krishna significaba "El todo-atractivo", cualquier cosa que te pueda atraer tiene su fuente en el "Supremo" y algunos soul surfers aplicaron esta idea a su temario: La búsqueda infinita de la ola perfecta. Surfear significaba expresarse a si mismo, la libertad, escapar de los dictados y normas de la sociedad burguesa. Surfeando podían llegar a Dios. El surfing era el factor liberador del planeta. Ted Spencer llegó a decir: "Cuando surfeo, bailo para Krishna", mientras que Nat Young proclamaba "solamente con surfear apoyamos la revolución". El surfing, el inconformismo y Krishna se fusionaban. Y también las drogas, claro.




El surfing para ellos era algo más que un deporte, más que una forma de vida, una religión.

Ted Spencer, que en aquella época ya era muy popular como surfistas profesional, se abandonó su nombre y se convirtió en Krsna Caitanya, y durante algún tiempo estuvo danzando sobre las olas para Krishna.

Era otra época.

No se mucho de esté vídeo, tan solo que está grabado hace no mucho en algún lugar de Australia, que la ola es increible, y que los tubos que se hace la gente son de alucinar.

Con manguitos, todavía sin saber nadar, y ya dándole al surfing.

Esta es la historia de un marcador olvidado en un libro que un día es derribado por el viento. Es entonces cuando empieza su aventura. El libro se vuelve océano y sus páginas olas. Increíble vídeo de animación que ya se ha llevado varios premios en algunos de los más prestigiosos festivales de cine.

Un vídeo que me ha parecido fresco y original. Una isla pegada a una de las mayores metrópolis del mundo, donde crece la libertad entre alboles, acantilados y playas de arena blanca.

Una salida a destiempo de Justin Becret en Hossegor y su tabla partida en dos. No hay problema, solo es cuestión de volver a pegarla. ¡Si hasta parece facil!
Por cierto, el de detrás de su ola parece Aritz Aranburu, ¿no?

En momentos desesperados se requieren medidas desesperadas. Eso pensaría en neozelandés Tim Thompson después de que un desconocido recien llegado al pico en algún lugar de Indonseia le saltara dos olas seguidas. Hay que recordar que Nueva Zelanda ha ganado dos veces el campeonato del mundo de rugby.

En palabras de Tim: "A todos nos ha sucedido esto alguna vez. Estás en el agua surfeando, disfrutando de una buena sesión solo con tus amigos. Pero en un momento determinado te atrapa ese sentimiento al ver que 10 personas están remando hacia el pico como misiles. Tenía que suceder en algún momento, por lo que simplemente sonríes y esperas tu turno e intentas disfrutar lo que queda de la sesión. Esto hubiera funcionado si los que acababan de llegar hubieran tenido una actitud diferente, en vez de saltarte las olas, culebrear y en general, con una mala actitud que te hacía sentirte como si estuvieras en una final delWQS.

La suerte tenía preparado que esta persona se volviera a cruzar en mi camino por tercera vez consecutiva. Digamos que mis salida de la ola o la calculé mal o la realicé a la perfección, dependiendo de cómo se vea la situación."

¿Qué hacer en esta situación, aguantarlo y asumirlo, o hacer frente a la injusticia?