¿Merece la pena madrugar en verano?

Sábado, siete de la mañana. Uno intenta esquivar a las multitudes sacrificando sueño para llegar antes de que amanezca y se encuentra que otras 200 personas han hecho lo mismo.

 

La gente quiso aprovechar la más que previsible subida del mar con la pleamar, que justo era a primera hora. Todos tuvimos la misma idea: Baño a primera hora. Normalmente, es buena idea, y suele funcionar, aunque es cierto que cada vez menos, pero lo del sábado fue algo que no había visto nunca.

 

Unos querían aprovechar la pleamar y asegurarse que no desfasara el mar, otros evitar el maldito viento del nordeste del mediodía, y otros, simplemente tenían o querían hacer otras cosas  más tarde. El resultado fue que a las siete de la mañana todos los picos de Sope estaban abarrotados de gente.

 

Por otro lado, no funcionaba la webcam. Sí, eso fue, en mi opinión, otra razón para que el sábado coincidiéramos tanta gente a la madrugada, porque supongo que si alguien está en la cama y ve que hay olas pero que el pico está saturado, se lo tomará con más tranquilidad y esperará a otro momento para tirar para la playa. En vez de esto, a ciegas, muchos tiraron para la playa, y cuando vieron el percal se dijeron: total, si ya estamos aquí... Pues igual hubiera sido buena idea darse la vuelta. No, yo no lo hice y también me metí a hacer bulto.